Esto
suele pasar por no ponernos una crema con suficiente factor de
protección o porque hemos olvidado que tenemos que ponernos crema cada
hora.
Vale, un descuido lo tiene cualquiera,
pero ahora parecemos gambones y encima la piel nos escuece mogollón.
¿Cómo podemos calmar la piel?
Lo primero de todo: ir directas a la farmacia y comprar un aftersun o una crema para cuidar la piel después del sol. Os recomendamos alguna que tenga en sus componentes aloe vera, que va súper bien para la piel y facilita la regeneración.
Ducharnos con agua templada tirando a fría.
Ni se os ocurra ducharos con el agua súper caliente, porque veréis las
estrellas, ya que la piel está tope sensible. También es recomendable usar un gel para pieles sensibles (los de bebés irían genial) y ¡NO exfoliar la piel!
Pasando de la depilación.
Durante el tiempo que dure la rojez de la quemadura os recomendamos que
no os depiléis, ya que todos los tipos de depilación agreden la piel y
la pobre ya tiene suficiente con la irritación de la quemadura solar.
Beber mucha agua. Cualquier
quemadura provoca deshidratación, así que en los días que os dura el
rojo gamba tendréis que beber muchos líquidos: agua –obvio- pero también
zumos de frutas naturales que tengan zanahoria y tomate.
No tomar el sol.
Obviamente ya habéis tenido suficiente sol por un rato. Hasta que no os
baje la rojez ¡ni se os ocurra poneros al sol! ni siquiera con
protección. Dejad que la piel se recupere.
Cuando tengáis la piel curada (después
de pelaros) ya podréis disfrutar del sol, pero acordaos de poneros
factor de protección alto (30 o más) para evitar que os queméis de
nuevo.
Aunque parezca normal quemarse,
no lo es, tampoco es divertido, la piel sufre. Así que acordaos siempre
de poneros protección solar.
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